Quería un friso de madera en la pared del cabecero, pero tenía un "pequeño" problema de 1,85 de altura, un espejo que pegamos a la pared hace mil años, y que no había forma humana de despegar sin correr el riesgo de romperlo, cosa que no me hacía ni pizca de gracia, así que lo mejor era poner el friso tapándolo...
Así era mi dormitorio antes del cambio.....
Empezamos con el lavado de cara.
Las paredes, al ser una casa de 180 años, antiguamente había sido un convento, estaban menos rectas, de cualquier manera, así que tuvimos que emplearnos a fondo al ponerle los rastreles para colocar el friso, tuvimos que ponerle cuñas por casi toda la pared para que quedara bien recto....
Como podeís ver, el espejo quedó oculto detras de las lamas de madera, sí algún día me aburro de tener la habitación así, con quitar la madera y volver a pintar, solucionado, eso si, no volvere a poner los colores de esa época que mejor olvidar jajajajaja
Arriba del friso le puse una baldita sujeta con unas escuadras, todo pintado de blanco.... ahora es mi color preferido cuando antes siempre pensé que era muy soso, cosas de la edad, supongo jajaja
Las paredes estan pintadas en un café con leche, muy cortito de café jajaja, pero no sé porque en las fotos no sale el color real
El resultado final del lavado de cara es este, espero que os guste, aunque la verdad es que estas fotos que os pongo no estan actualizadas, a ver si hace un día hace sol y le saco unas cuantas nuevas vale?
Actualmente......, espero que os guste el esfuerzo que nos costó. Besitos